En este vertiginoso final del año 2025 nuestra sociedad revive en familia el tiempo de Adviento, en mi caso vivo el presente con mi vejez agradeciendo a Dios, a la vida a nuestra gente que comparte el pan de cada día junto a la alegría de la vida que es el milagro del gran amor de nuestro omnipotente. Desde hace varios tiempo nuestros hermanos vienen sufriendo situaciones sociopolíticas y económicas difíciles que indignan a personas de buena fe. Avergonzado de ver corrupciones, miserias, impunidades infectadas de mentiras mediante políticas materializadas del capitalismo salvaje, llevando a la mayoría de los ciudadanos hacia la indigencia, quedando mucho con pocos y unos pocos con mucho. Manejando tecnología sin límite de acción arrastrando a la neuronas al intelecto de nuestras generaciones haciéndolo olvidar que somos hijos de Dios, como el niño que llegó del dorado paisaje hace más de 2.000 años. Y lo hizo para enseñarnos a amarnos, viviendo sencillamente con fe y esperanza, compartiendo la vida sin mirar con quién entregando su vida por nosotros para que reine por siempre en los corazones, la paz y su amor. Feliz Navidad y que el año que se inicie nos una con nuevos proyectos de solidaridad y esperanza. Muchas felicidades.

Pedro Pablo Castaño

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